La visita de Kamala Harris y la Seguridad de Estados Unidos: México en el ojo del Huracán
10 junio 2021 Gerardo Traslosheros
Más allá de la recepción desalineada que le dio el presidente AMLO, aparentemente adrede, la visita a México el día 8 de junio de la Vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, tiene la mayor relevancia para Estados Unidos y México, pero también para la región Centroamericana. En días recientes se tuvo también la visita del Director General de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, la temible CIA, algo verdaderamente inusitado y que seguramente sirvió para intercambiar información para asegurarse de que no habrá una desestabilización económica, política y social en la frontera sur de Estados Unidos, lo que afectaría seriamente su seguridad.
La relación bilateral atraviesa un momento turbulento por las divergencias en agendas, además de que el presidente mexicano apoyó decididamente la candidatura de su amigo Donald Trump, otro populista con aspiraciones autoritarias, además de racista, que dividía a su pueblo para gobernar y que difería de manera radical en la agenda prioritaria del gobierno Biden como lo ha hecho AMLO. AMLO fue el último presidente en aceptar, a regañadientes, el triunfo de Biden.
A unos cuantos días de la visita de Harris, el gobierno americano reafirmó su postura de financiar a ONGs que combaten la corrupción, dando un espaldarazo al trabajo que realiza el colectivo Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, lo que seguramente contrarió al Presidente AMLO, pero sobre lo que no pudo decir nada más. La posible radicalización hacia el nacionalismo anti yanqui quedó disipado por ahora al menos. Los resultados de las elecciones para la cámara de diputados son un golpe para el gobierno de AMLO, sobre todo porque pierde capacidad para reformar la Constitución y ejercer un gobierno autoritario.
Entre los temas irritantes para el gobierno Biden está sin duda el acercamiento del gobierno de México al presidente de Rusia, Vladimir Putin, un autócrata desalmado que no duda en encarcelar o asesinar a sus opositores y que en unos cuantos días tendrá una reunión bilateral con Biden para disminuir las tensiones que podrían desencadenar en un conflicto de proporciones incalculables.
El apoyo de Rusia a regímenes que le son antagónicos a Estados Unidos es alarmante. El gobierno mexicano debe dejar de coquetear con los gobiernos bolivarianos totalitarios apoyados por Rusia y China, que tienen secuestrada a la democracia y a la izquierda latinoamericana, si quiere llevar la fiesta en paz con los Estados Unidos.
Contrario a tradiciones pasadas y tal vez en retribución a las descortesías de AMLO, el presidente Biden no escogió a México como su primer destino en el extranjero, y le encomendó a su vicepresidenta tomar cartas en el asunto visitando primero Guatemala antes que México. La señora Harris es una fiscal de acero que seguramente vino a buscar imponer orden en los temas irritantes de la relación bilateral.
Bajo la administración Biden las prioridades con México están claras: combate al cambio climático, defensa de la democracia y los derechos humanos, alto a la inmigración irregular (con desarrollo económico en el Triángulo del Norte de Centroamérica y en el sur de México), el cumplimiento de los derechos laborales bajo el TMEC (que fue una condición para que el partido demócrata lo suscribiera), el combate al crimen organizado y la defensa del estado de derecho, entre otros.
Sobre el tema de estado de derecho y combate al crimen organizado, sabemos que hay descontento por la falta de cooperación y pasividad de parte del gobierno AMLO, lo que seguramente hará que Estados Unidos presione de diversas maneras para que la situación cambie.
Sobre el tema ambiental, el gobierno americano ha dejado claro que no acepta políticas que favorezcan a los hidrocarburos sobre las energías limpias, como solar y eólica, lo que es un duro traspié para la política del presidente AMLO. La presión sobre el gobierno mexicano no cesará inclusive a través de demandas por incumplimiento del TMEC.
En cuanto al tema laboral, el gobierno americano brindará ayuda técnica y monetaria para asegurar la implementación de las reformas a la legislación laboral mandatadas por el TMEC, para entre otros brindar libertad de asociación y negociación colectiva, lo que podría ser de gran provecho para el país para mejorar la distribución del ingreso, pero que los sindicatos mexicanos tradicionales aliados hoy de MORENA seguramente resisten para no perder sus privilegios.
El apoyo al desarrollo del Triangulo del Norte y el sur de México para frenar la inmigración ilegal es algo sobresaliente, pues el gobierno Biden está dispuesto a invertir para ello. Efectivamente se requiere no menos que un plan tipo Marshall para construir infraestructura física y humana, para que se logre un desarrollo económico que evite que la gente migre de manera casi forzada buscando un mejor horizonte en Estados Unidos. Esto requerirá el combate frontal contra la corrupción que se encuentra incrustada en los sistemas políticos de México y Centroamérica, y de ahí el apoyo de Estados Unidos a organismos que se dediquen de manera creíble a denunciarla y combatirla. Dada la caída en la tasa de natalidad de Estados Unidos, éste podrá implementar programas que permitan de manera ordenada la migración legal para complementar su falta de mano de obra.
Como parte del combate contra el autoritarismo y en favor de la democracia, seguramente aumentará la presión para que México deje de coquetear con un bolivarianismo marxista que solo ofrece pobreza para todos y que es contrario al interés de desarrollar a la región como medio de combatir la pobreza, la marginación y la migración desordenada e ilegal. Finalmente, todo indica que la diplomacia de la vacunación será ejercida de manera vigorosa por Estados Unidos, para ganar aliados y poder influir sobre los asuntos que le son vitales para su propia seguridad y donde México se encuentra en el ojo del huracán.