¿Qué se puede hacer en Afganistán?

Las leyes están escritas en arena, las costumbres en granito. Platón

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20 agosto 2021 Roberto de León Huerta.

Para entender la coyuntura que Afganistán atraviesa es necesario retomar brevemente los acontecimientos que desde el siglo pasado condujeron a la inestabilidad en ese país. Tras la retirada soviética en 1989, y el colapsó del gobierno pro-soviético en 1992, comienza un periodo de polarización que permite que, en 1996, los talibanes establecieran el Emirato Islámico de Afganistán, un gobierno basado en su interpretación de la Sharia, que dio paso a una serie de violaciones a los derechos humanos, en particular de las mujeres y niñas.

Durante estos años, el territorio afgano fue también utilizado como base por grupos terroristas, como Al-Qaida, responsable de los atentados del 11-S (2001). Es a partir de este trágico atentado, que se da la presencia de Estados Unidos y otros países en el territorio afgano, provocando que los dirigentes del Talibán huyeran a otras regiones.

A partir de febrero 2020, el Acuerdo de Doha firmado por el gobierno de Estados Unidos y los talibanes determinó la salida escalonada de las tropas del suelo afgano y buscó un proceso de negociación inter-afgano que no llegó a buen puerto. 

A la par de la retirada de la presencia internacional, todos fuimos testigos del avance de las fuerzas del Talibán que en semanas se apoderaron de las capitales regionales y entraron a Kabul.

Ante estos acontecimientos, las reacciones internacionales fueron inmediatas, coincidiendo, con algunos matices, en la preocupación ante el tipo de gobierno que los talibanes pudieran imponer, así como la amenaza a la paz y seguridad internacional que pudiera representar el hecho de que grupos terroristas de nueva cuenta vuelven a operar en el país. 

En consecuencia, un día después de la toma de Kabul, el Consejo de Seguridad de la ONU llevó a cabo una reunión de emergencia en la que se emitió un comunicado que, entre otras cosas, pide poner fin a la violencia, condena las violaciones al derecho internacional humanitario, llama al establecimiento de un acuerdo político inclusivo, justo y duradero que defienda los derechos humanos de todos, especialmente de las mujeres, los niños y las minorías y recuerda la continuidad de las obligaciones internacionales asumidas por Afganistán.

Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, hizo un llamado a la unidad internacional a fin de que se respeten los derechos humanos en Afganistán y reiteró la obligación de las partes en conflicto, para actuar con máxima moderación, proteger la seguridad de los civiles y garantizar la asistencia humanitaria sin obstáculos.

Un aspecto de particular preocupación es el impacto en los derechos de las mujeres y niñas afganas. Por tal motivo, vale la pena destacar los esfuerzos que México e Irlanda, en su calidad de copresidentes del Grupo de Expertos sobre Mujeres, Paz y Seguridad del Consejo de Seguridad, están llevando a cabo de manera conjunta con Naciones Unidas y organizaciones de mujeres afganas, los cuales permitieron formular recomendaciones para que en las acciones futuras que pueda adoptar el CSONU se considere de manera prioritaria la seguridad y bienestar de las mujeres en ese país.

En las próximas semanas y meses debemos prestar atención a dos elementos. Las medidas que pueda adoptar la comunidad internacional para buscar mantener algunos de los progresos destinados a construir una sociedad más incluyente en Afganistán y la voluntad de los talibanes de responder a la presión internacional, moderar sus acciones y buscar un verdadero proceso de reconciliación nacional. Ante la realidad en el terreno, lo anterior no se ve nada sencillo.

El Consejo de Seguridad debe seguir analizando la situación con detenimiento y utilizar de manera adecuada todas las herramientas que le brinda la Carta de las Naciones Unidas, para lo cual la unidad de sus miembros es indispensable.

Si bien, la ONU tendrá que adaptarse a la situación de seguridad que se vive, hoy más que nunca millones de personas requieren de la ayuda internacional. La seguridad internacional y las libertades fundamentales se encuentran en tela de juicio. En este momento decisivo, nadie puede quedarse con los brazos cruzados.

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